descripción del proyecto


El proyecto está pensado para ser expuesto en forma itinerante y si bien en un principio se habla de unas determinadas obras, estás están sujetas a los condicionantes que la amplitud de las salas en que deban ser expuestas nos permitan.

Proyecto violencias

Encontramos la justificación del proyecto a partir de la reflexión crítica sobre la forma de ejercer y sentir la violencia que empieza en el lenguaje, en el discurso que se convierte en un instrumento de poder, generador de una violencia pasiva que se vuelve contra uno mismo al amparo de una de las  paradojas de la postmodernidad: a mayor información y presunta transparencia, mayor impenetrabilidad de los códigos. Ello genera incertidumbre e inseguridad y menor posibilidad de elección. Somos sujetos fragmentados y sometidos al acontecimiento, a la diferencia, a la fugacidad del instante. También la simultaneidad de las informaciones contribuye a esta sensación de tiempo fragmentado, de provisionalidad, de ahí que “las temporalidades presentes”, relacionadas con lo vivido individual y con el imaginario acentúen la presencia de la incertidumbre con las inseguridades pertinentes..

La consecuencia de ello, es que el presente hay que  conquistarlo sin cesar y el ciclo de la vida individual asume el aspecto de una carrera de obstáculos, instalándose una violencia pasiva en el individuo por el sometimiento a las estructuras sociales o por el sometimiento a la imposibilidad del logro de la felicidad individual, fragmentada ante las falacias de las promesas cotidianas.  

A lo anterior, se suma el presunto conocimiento de la realidad de las cosas. Presunto porque la sustitución de lo real por lo virtual da lugar al tándem: realidad / simulación  que nos lleva a una especie de percepción de la realidad en términos de fabulación, instituyendo “promesas vitales” inscritas en el discurso, que no dejan de ser falacias destructivas o destructoras de la identidad del otro.

Situándose en el marco de la responsabilidad civil del arte y bajo estos supuestos, las artistas Carmen Sanz Soto, María Jesús Soler y Mª Antonia Sánchez, integrantes del Grupo puntoGtres, articulan este proyecto en el que se denuncia el  sin sentido de esa  Violencia interior, inscrita en el discurso y en la promesa o expectativas  que conlleva como generadores de violencia, tratándola cada una de ellas en diferente contexto.

Carmen Sanz Soto sugiere todo esto partiendo de la bidimensionalidad de la tela como soporte por el gran engaño a la visión de lo que podría considerarse una tridimensionalidad inexistente, empleando la abstracción y la gestualidad como figura, para llevar al espectador a una reflexión sobre las distintas emociones sugeridas  que se van desarrollando   a través de la obra. 
Con el  nombre  de Khatarsis el conjunto del trabajo implica a la vez la liberación de energía o de emociones reprimidas plasmadas en las obras con conceptos  como: 
Construir, destruir, silencio, suspensión, emoción, proponer disponer, sueños, quimeras, lo cuestionable, lo incuestionable, dentro, fuera, la abstracción, el pensamiento...
Así nos   encontramos   como figura  principal  la realizada en   un   políptico en   forma de prisma triangular de 2,40 de altura por 1,20m. de base.                                                                      
A éste le acompañan 3 dípticos de medidas 130x194cm y una secuencia de imágenes compuesta por 20 obras de 50 x50 cm. que pueden adoptar distintas formas geométricas.
María Jesús Soler, bajo el título Palabras Rasgadas plasma la dificultad de la comunicación, la fragmentariedad del discurso lo cual lleva a las derivas de la incomunicación:  no atreverse a decir…a denunciar… a hablar… al silencio… 

Plantea su obra usando la fragmentación y la repetición como principios estructurales: Tramas y textos discontinuos a descifrar se articulan planimétricamente en torno al  icono de la mujer, ya sea bidimensionalmente en 15  estructuras planimétricas realizadas en electrografía sobre dibón o metacrilato. Además de la representación de 3 figuras de dicho icono sobre la pared,  realizadas sobre papel intervenido y cosido, porque ha sido previamente rasgado. 
La intención de este gesto es mostrar la/s fractura/s interiores, la quiebra del Yo personal ante la incomunicación y los elementos generadores de violencia interior por el discurso que nos envuelve.

Además, nueve esculturas de 1,70x 50 realizadas en contrachapado mediante ensamblaje de dos planos, que representan mujeres de colores diferentes al igual que es diferente el color de los días por los que su vida transita. Todas ellas están envueltas en una red que simboliza el techo de cristal que lamentablemente existe todavía. Fuera de la red, el fragmento de dos cabezas.
Su proyecto presupone un trabajo de identificación por parte del observador. La utilización del lenguaje en las obras y las anotaciones personales en las figuras de papel tienen un carácter exorcizador al formular iconográfica o verbalmente determinadas vivencias en torno al tema de la Violencia Interior que en este trabajo se externaliza. 

Mª Antonia Sánchez da una vuelta de tuerca introduciendo  la Naturaleza  en el proyecto VIOLENCIAS. El título Econatura implica el discurso de una Naturaleza  a la que inviste de animismo, convirtiéndola en un ser doliente, que sufre por la falta de diálogo entre ella y el ser que la habita: el humano. 

Es difícil preservar la Naturaleza de agresiones  de incendios, de  contaminantes,  cazas furtivas, extinción de especies… que amenazan el ecosistema y  el equilibrio biológico.
Su obra  plantea un mensaje de protección al medioambiente para que dejemos de agredir nuestro entorno, y lo respetemos y cuidemos más. 

Todos estos elementos se plasman en dos segmentos complementarios. Por una parte: un gran huevo rasgado, que va sobre la pared  en una composición a gran formato de un políptico de metacrilato, a partir de una monotipia, formado por cuatro paneles de 100 x70cm, con una medida total de 200 x1.40cm.

El huevo, simbólicamente, es un arquetipo y símbolo universal de  vida y  renovación periódica, además de representar un deseo de renacimiento ante las agresiones a que es sometido todo el ecosistema. 

Por otra, muestra una serie de 35 monotipias, en las  que intervienen elementos de botánica y zoología con la inclusión de un haikú, (poesía  corta de métrica japonesa). Estas 35 Monotipias tienen un formato alargado, con una medida del papel de 70 x 20 cm. Recrean las sensaciones y emociones que   produce  la observación de la naturaleza: sus elementos botánicos, sus pequeños  insectos, así como sus  texturas naturales, patrones fractales, acompañados de composiciones poéticas cortas “ haikús”   de inspiración japonesa, que emulan  las estaciones  del año, con su componente de  alegoría a las edades del hombre y  al equilibrio natural. 

Para este proyecto, la elección de la técnica del monotipia no es casual, pues proporciona calidades y texturas que  permiten plasmar  tanto la delicadeza como la  rudeza de los elementos y sus transparencias,  opacidades, nervaduras etc. Tampoco es casual la introducción del haikú en las obras: lenguaje como elemento significativo y de desciframiento. 

Es un homenaje al pueblo japonés, un pueblo enamorado de la Naturaleza y  maltratado por ella de forma múltiple: terremotos, maremotos, tsunamis etc. además del peligro a que está  siendo sometida en la actualidad por la amenaza  de contaminación nuclear.

En conclusión, la propuesta del proyecto VIOLENCIAS supone: un hilo conductor coherente. Plantea temas de relevante actualidad. Propone reflexión y crítica.  Es versátil, pues puede adaptarse a diferentes espacios.